El ciclista Soya no Sohi atrajo a decenas de miles de seguidores en Twitter haciéndose pasar por una joven fanática de las motocicletas que paseaba por las pintorescas carreteras del norte de Japón y publicaba fotos diarias mientras viajaba por montañas y playas en sus clásicas motos deportivas Yamaha.
Pero luego de muchos meses ella tuvo que sincerarse: Soya era en realidad Yasuo Nakajima, un hombre de 50 años que había usado la aplicación de iPhone FaceApp para transformar su rostro en cada foto.
Las más de 300 selfies que había publicado desde el verano pasado, las que tenían la piel húmeda y la sonrisa perfecta, eran todas falsificaciones generadas por computadora.
Su revelación encendió una sensación en los medios japoneses: el "catfish del año" que había engañado a todos en las redes y todos amaran a esta mujer imaginaria.
Entonces sucedió algo inusual: su número de seguidores se disparó. Sus fanáticos fueron fieles, ni se asustaron ni se alarmaron por el fraude de un año; muchos dijeron que se habían preocupado más por su personalidad que por su rostro.